martes, 2 de diciembre de 2025

Ella Lee, bello y profundo poemario de Kepa Murua

 





En Ella lee Kepa Murua nos transmite una experiencia adulta sobre la existencia, muestra un conocimiento profundo de la naturaleza humana, con una expresividad cargada de imágenes que significan conceptos profundos entresacados de las experiencias vitales, del trato con las personas, y de unos sentimientos comunicados por medio de metáforas y otros recursos estilísticos igualmente bellos. Nos habla del amor, no exento de espiritualidad, del recuerdo de las personas queridas, de los amigos a los que ya no se ve tanto como en una juventud que resurge en el recuerdo, y en las imágenes que nos transportan a una afectividad marcada por la experiencia poética y la creatividad. Los sentimientos que el poeta expresa son benignos con las personas, con la vida y consigo mismo. El dolor aparece, la desconfianza incluso, pero amar a los demás para poder amarse a uno mismo parece ser una conclusión definitiva sobre los secretos de la existencia, a los que alude en numerosos versos.

        El poemario, aunque es también intimista, describe a otros personajes y a otras situaciones; el yo poético no está encerrado en sí mismo, sino abierto a la vida, con el amor formando parte de la cotidianeidad y con el recuerdo de las personas queridas que se fueron, como también de las enseñanzas que recibió en su niñez. Y, en el trasfondo de estos versos, aparece la silueta de una mujer, de un personaje misterioso, la que da título al poemario, una mujer sensible y hogareña, que inspira sentimientos afectuosos en el yo poético y amistad en los lectores que contemplan la relación que les une, y que puede trasladarse a todos los poetas y escritores auténticos, porque tal vez su nombre propio sea Vocación, o Talento, o Musa.

        Sin embargo, en algunos momentos parece que al yo poético le duelen las prendas del desengaño y de la desilusión, de las decepciones y de las confianzas defraudadas. Da la impresión de que la existencia ha conllevado también momentos de intenso dolor, que permanecen en la retentiva aunque se hayan superado, tal vez no totalmente. Por este motivo, se pregunta hacia qué lado hay que equilibrar la balanza, y en esa lucha, pese a todo, parece ser el amor quien vence. Y no solo el amor, como sentimiento romántico o amistoso, sino como una mirada dulce hacia otras personas, hacia otras vivencias y hacia otras ideas, unas más tradicionales, otras más vanguardistas, que se sintetizan en un poemario culto y moderno, armonioso y elegante, y a la vez clásico.

        Por otro lado, el debate de si la poesía sirve para desentrañar los enigmas vitales o simplemente refleja lo aprendido está presente, como asimismo el temor a no haber entendido todavía del todo algunos pasajes de la biografía personal, tal es el nivel de estupefacción con que se reciben las vicisitudes sobrevenidas. Para acabar aceptando que la vida es esto, precisamente esto. Todo ello muy profundo.   

 

Alberto Ibarrola Oyón

Filólogo, editor y escritor